miércoles, 13 de julio de 2016

Inmediatez

Últimamente he tenido problemas con la inmediatez, esta "exigencia" a la que hemos confinado nuestro día a día con el uso indiscriminado de las nuevas tecnologías; internet, redes sociales, teléfonos celulares, y una larga lista de etcéteras que, aparte de abstraernos del mundo real, nos orillan a olvidar el arte de la paciencia.

Pareciera que todo tiene que ser aquí y ahora como una serie de recompensas inmediatas: los cinco minutos del Youtube, las palomitas azules del WhatsApp, unos cuantos caracteres en Twitter o los diez niveles del videojuego; no hay tiempo para el tiempo de espera, no hay tiempo para nada complejo, todo simple.

Nuestras actividades cotidianas se han visto contagiadas por este fenómeno. El semáforo en rojo ahora nos resulta estorboso, la película tan esperada del año (que actualmente son diez o más ya sean autoproclamadas o que el público las proclame como tal) tiene que ser vista el día del estreno o el pre-estreno (a pesar de que estas películas duran dos meses o más en cartelera), videojuegos que anuncian desde hoy su salida a la venta programada dentro de un año o dos, cuya preventa se hace con bastante tiempo de antelación. Un sentido de inmediatez que nos otorga, al mismo tiempo, una retribución directamente proporcional: lo efímero.

Estamos dejando de lado la paciencia, los tiempos de reflexión, la planeación, los años de preparación, el andar por largos caminos para llegar al fin que pretendemos alcanzar. Es tiempo de hacer una pausa, ir con calma, detenerse a mirar por la ventana para ver a los árboles bailar un danzón con el viento, y caminar lento.

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