En casa sigo con la operación hormiga para tirar esas cochinadas interesantes que, ahora, sólo sirven para estorbar. Se supone que iba a terminar antes de que acabara el año, pero cada vez que escarbo entre los escombros encuentro más tiliches, por lo que la labor se extenderá hasta el próximo año (y por culpa del Guadalupe-Reyes, sufro, sufro, sufro, sufro).
Ya encarrerados con las labores domésticas, también aprovechamos para darle una manita de gato a este changarro.
... Aunque pensándolo bien, tal vez a quien debiéramos remodelar es al señor dueño del 'bló'.
Ja.
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