sábado, 20 de septiembre de 2008

Ahora

¿Y ahora?
¿A quién dedicaré mis poemas?
¿Para quién podré escribir?
¿Quién leerá mis pedazos de vida?
¿A alguien haré sonreír
o a alguien podré conmover?

Podría dedicarle mis poemas a los oprimidos,
a los de abajo, los olvidados,
pero me encuentro lejos de estar enterado
lejos del comunista y del activista,
escribiría sin pleno conocimiento ni angustia
serían los pisos torcidos de algún mercado.

Le escribiría a los barrios
de mi niñez sin dolor ni esplendor,
sólo que hace años que no camino en ellos,
soy un turista en mi propia nación,
un exiliado por voluntad propia
y mis pisadas el viento las mató.

Le escribiría al desacuerdo
que hay entre la cordura y la razón,
pero teniendo tan poco de ambas,
más ambiguas se volverían mis metáforas
olvidando el sentido de las palabras,
muy pobres se vestirían mis estrofas.

Podría escribir de las mujeres, a ellas,
pero algunas son gatos negros en mi camino
y son tan pocas las que recuerdo,
que escarbando en los callejones del olvido
me sirven para una frase y no,
la tinta no alcanza a manchar los nudillos.

Podría dedicarle mis poemas al mar,
y a la noche, al alba y muchas cosas más
pero me falta tanto y me sobra poco,
resulta difícil parafrasear a las rosas,
hacer sonetos de mis botellas
y escribir versos sobre hojas borrosas.

Podría, podría, podría tantas cosas
pero hace falta sufrir o amar más, a ratos,
para ser un poquito más poeta
y sobra mucha vida por aprender
para ser literato o pretender ser profeta,
soy niño de probeta, comida para gatos.

¿Y ahora?
me pregunto nuevamente qué hacer,
es benéfico –a veces- algo de paraplejia mental
otras, una bella donna sirve para inspirar
¿A quién dedicaré mis poemas entonces?
seguramente para los que quieran escuchar.

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