Tenía las palabras exactas en mi bolsillo derecho y tu regalo lo guardaba en el cajoncito de las cosas importantes. Desgraciadamente, tres minutos antes de la hora que marca otro aniversario de tu primer otoño trasnochado, las perdí -no sé dónde quedaron. Aún así voy a dibujarte un anagrama, a tatuarte una suerte como señal, y las cosas por venir te las dedico como un refugio para la memoria.
También te propongo un trueque: tres cosas valiosas por otras tres que no te sirvan.
Te cambio las cosas que no hiciste por aquellas que aún quedan por hacer, las canciones olvidadas por otros "dragones verdes" -más claros, más oscuros-, y los retazos de vida de capítulos incompletos por toda una obra completa. De ahora en adelante.
Las palabras exactas y tu regalo, estoy seguro que sabes mejor que yo dónde quedaron escondidos. Sabrás cómo encontrarlos.
De ahora en adelante.
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