lunes, 22 de diciembre de 2008

El bastardo que llevamos dentro

En ocasiones podemos comportarnos como unos malditos bastardos. Yo suelo esmerarme en ello, y no por el trillado y recurrente pretexto de 'el mundo me hizo así'. No. Es algo que ya estaba allí, gestándose, incubándose. Como un cáncer extendiéndose silenciosamente, fue sólo cuestión de tiempo para que se manifestara por completo. Puedo sentir ese cosquilleo incesante recorriéndome y tratando de escurrirse por cada uno de mis poros, desesperado, escapándose.

No es del todo malo... es selectivo y de gustos muy refinados.

miércoles, 17 de diciembre de 2008

Una noche cualquiera

Una noche cualquiera...

El azar viste de gala para salir a jugar con los recuerdos, los rencores, los fantasmas, y la fantasía; mezclándolos, tragándoselos y lamiéndolos con ternura.

Las estrellas conspiran en contra y a favor de uno para colocarlo en la línea de fuego de unos labios desgastados, olvidados, marchitados, proféticos, desesperados, impacientes, o malgastados.

Se confunden los encuentros y las despedidas, desencuentros y bienvenidas, las consecuencias y las ilusiones perdidas, y los años y la sabiduría.

No queda de otra que encoger los hombros y preguntarse mil cosas sin respuesta, y sofocarse con las respuestas obvias.

Es un buen momento para hacer las maletas, despedirse de un cuarto oscuro y salir de viaje, lejos, lejos del injurio de las frases nocivas, las palabras sádicas, y las vecinas deprimentes.

Sirve para el encuentro con uno mismo, y para darnos cuenta que uno es sólo el reflejo de aquello que no se es.

Ese 'algo' que viene por mí, va a alcanzarme.

martes, 9 de diciembre de 2008

Telenovelas de la vida real

Imaginen que están en una cafetería. Después de ordenar, se percatan -a dos mesas de distancia- de una presencia del sexo opuesto (o del mismo, dependiendo de las preferencias) que atrapa su atención. Lo primero que se nos ocurriría sería el no pasar desapercibidos, establecer contacto visual, presentarnos, etc.; pero hacer algo. De repente, la imaginación ya se nos adelantó y nos creó múltiples imágenes en nuestra cabecita de cómo nos va a ir, de la personalidad de la otra persona y, en casos muy extremos, la boda y el nombre que tendrán sus hijos. ¿Desorden obsesivo compulsivo? ¿Paranoia? ¿Generación espontánea y masiva de estupidez por pensar en la boda y los hijos? ¿Es usted alguien que se siente quedado y por lo tanto piensa en matrimonio cada que conoce a alguien? No. Simplemente fuimos presa de nuestra mente ociosa, misma a la que le gusta armar dramones que serían la envidia de cualquier guión de Juan Osorio.

¿Cuántas veces les ha ocurrido que antes de conocer a alguien, y con sólo haber intercambiado un par de miradas, ya tenemos toda una historia escrita con diferentes finales alternativos? Es inevitable, nos atrae, nos gusta, o echémosle la culpa al karma, lo cierto es que somos especialistas en inventarnos ideas preconcebidas de sucesos aún no ocurridos. Y la telenovela se complica más si llegamos a conocer a la otra persona y salimos con ella.

Sí, es normal que todos fantaseamos con llegar a ser alguien importante, que nuestro trabajo sea reconocido, cómo nos veremos en 10 años, o llegar a tener un blog exitoso -cuyo nombre hace referencia al mueble más popular del baño- con más de 10,000 visitas al día (Jo, jo, jo [para no perder el espíritu digno del mes]). Pero es en las relaciones de pareja donde nuestros sueños se convierten en pesadillas (y regresan a ser sueños para tornarse una vez más en pesadillas, y así sucesivamente) que resultan un sube-y-baja de emociones que no para hasta que se acaba el encanto -sea o no final feliz-, o cuando por fin decidimos ver al terapeuta.

Seguramente hay quienes encuentren altamente disfrutables, o engorrosos, estos culebrones telenoveleros producto de nuestra mente, y no quiere decir que usted sea anormal por practicar tan ociosa actividad; a todos nos pasa. El único problema es que, por andar queriéndole tumbar la chamba a los escritores de Televisa o Tv Azteca, nos olvidamos de un pequeño detalle: disfrutarlo. Pasamos más tiempo mortificándonos por nuestras 'chaquetas' mentales que, por lo tanto, las relaciones interpersonales pueden convertirse en un verdadero martirio. Habría que aprender a administrar recursos y tiempo, y sólo dejarse llevar.

domingo, 7 de diciembre de 2008

Remodelando

En casa sigo con la operación hormiga para tirar esas cochinadas interesantes que, ahora, sólo sirven para estorbar. Se supone que iba a terminar antes de que acabara el año, pero cada vez que escarbo entre los escombros encuentro más tiliches, por lo que la labor se extenderá hasta el próximo año (y por culpa del Guadalupe-Reyes, sufro, sufro, sufro, sufro).

Ya encarrerados con las labores domésticas, también aprovechamos para darle una manita de gato a este changarro.


... Aunque pensándolo bien, tal vez a quien debiéramos remodelar es al señor dueño del 'bló'.


Ja.