miércoles, 24 de marzo de 2010

Tardes

Disfruto las tardes, me encanta estar en la sala con la luz apagada y los últimos rayos de Sol colándose discretamente, tiene un tinte de melancolía disfrutable. La luz es tan tenue que le da a los objetos inertes de la casa un toque de pasividad, como si estuvieran en paz y armonía con el decorado. El teléfono reposa sobre la mesa y podría invitarle a la segunda un café en cualquier momento, mientras los discos y los libros parecen reconciliarse y perdonarse sus errores pasados. Y así todos los muebles y objetos descansan como compañeros inseparables.

Sólo el monitor de la computadora continúa en su exhilio, es el anarquista del cuarto a media luz.

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