Prometo que cada día será un nuevo comienzo para nosotros.
Que cada vez que compartamos tiempo y vida
te regalaré una sonrisa y te tendré el mismo afecto
que la primera, la segunda, y todas las veces
que nos hemos encontrado en el mundo por acuerdo mutuo.
Que cuando guardes silencio, respetaré esas palabras mudas
hasta el día que quieras sean escuchadas.
Que puedes contar conmigo para lo bueno,
lo malo, y lo peor, dentro y fuera de horarios de oficina.
Tampoco hace falta que me tengas a la mano /como una aspirina
para que sepas que cuentas conmigo.
Que cualquier duda, comentario, sugerencia, y queja
que tengas acerca de mí
me la hagas saber a la brevedad posible,
o cuando creas necesario hacerlo.
Que no es requisito indispensable que recuerdes fechas y sucesos.
Que no estás obligada a dejar tus ocupaciones y vida social
para tener algunos instantes juntos.
También habrán algunos días,
sin saber cómo ni por qué,
que no contestaré al otro lado del cable,
y no es nada en contra tuya,
es sólo que, a veces,
la cordura y la razón del hombre
me cohíbe, me mata,
me agobia.
Habrán algunos días
donde éste /el que también soy
escupirá alguna estupidez sin razón,
y es porque éste / el que también soy
todavía le falta mucho por aprender
de la gente.
Habrán días oscuros,
donde mis ropas serán de ese gris /gris azulado
que en ocasiones todos vestimos,
y es porque hay días eternos
donde correr las cortinas,
abrir las ventanas,
y barrer los pisos,
no garantizan reencontrar la sonrisa.
Y habrán otros días,
donde una ceja tuya
se levantará por encima de la otra,
y un signo de interrogación se alojará
en la sala de tus pensamientos,
es porque, tal y como a ti te sucede,
yo también no me entiendo.
Es todo lo que puedo ofrecerte,
es un compromiso propio,
no pido nada a cambio.
Es algo que me prometí...
para ti.
Que cada vez que compartamos tiempo y vida
te regalaré una sonrisa y te tendré el mismo afecto
que la primera, la segunda, y todas las veces
que nos hemos encontrado en el mundo por acuerdo mutuo.
Que cuando guardes silencio, respetaré esas palabras mudas
hasta el día que quieras sean escuchadas.
Que puedes contar conmigo para lo bueno,
lo malo, y lo peor, dentro y fuera de horarios de oficina.
Tampoco hace falta que me tengas a la mano /como una aspirina
para que sepas que cuentas conmigo.
Que cualquier duda, comentario, sugerencia, y queja
que tengas acerca de mí
me la hagas saber a la brevedad posible,
o cuando creas necesario hacerlo.
Que no es requisito indispensable que recuerdes fechas y sucesos.
Que no estás obligada a dejar tus ocupaciones y vida social
para tener algunos instantes juntos.
También habrán algunos días,
sin saber cómo ni por qué,
que no contestaré al otro lado del cable,
y no es nada en contra tuya,
es sólo que, a veces,
la cordura y la razón del hombre
me cohíbe, me mata,
me agobia.
Habrán algunos días
donde éste /el que también soy
escupirá alguna estupidez sin razón,
y es porque éste / el que también soy
todavía le falta mucho por aprender
de la gente.
Habrán días oscuros,
donde mis ropas serán de ese gris /gris azulado
que en ocasiones todos vestimos,
y es porque hay días eternos
donde correr las cortinas,
abrir las ventanas,
y barrer los pisos,
no garantizan reencontrar la sonrisa.
Y habrán otros días,
donde una ceja tuya
se levantará por encima de la otra,
y un signo de interrogación se alojará
en la sala de tus pensamientos,
es porque, tal y como a ti te sucede,
yo también no me entiendo.
Es todo lo que puedo ofrecerte,
es un compromiso propio,
no pido nada a cambio.
Es algo que me prometí...
para ti.
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