Todo se ve más fácil desde la acera de enfrente, desde echarse un coyotito hasta las relaciones interpersonales. Es más fácil ver la vida pasar desde una banca extraña que percatarse de la persona sentada en la nuestra. Resulta cómodo escuchar las historias, leer los libros, y ver las películas, que sumergirnos en la vida real, donde uno puede ser el protagonista de su vida y la inspiración de mil suspiros. Es más simple pretender ser el curandero de los chakras defectuosos ajenos.
Todo se ve más fácil, suena tan fácil, y se logra tan fácil, desde la acera de enfrente.
Y debe serlo... Los complicados somos nosotros.
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