domingo, 30 de noviembre de 2008

Cuestión de actitud

—¿Qué será peor? ¿Tener fe en Dios o en la humanidad? —preguntó intempestivamente una joven a su novio durante la sobremesa.

Él guardó silencio y la miró a los ojos durante algunos segundos en lo que digería la improvisada pregunta. Inhaló profundamente mientras analizaba las palabras de sus posibles respuestas.

—¿De qué te preocupas? Eres atea y desconfías de todos ¿No? —respondió con la misma naturalidad con la que bebía su café.
—Bueno, pero soy yo, ¿Tú qué opinas?
—¿A mí qué me preguntas? Soy hereje y me importan un comino los demás.
—Pero una de las dos debe ser peor...
—Supongo que la humanidad, hasta la fecha Dios no me ha molestado con cuestionamientos estúpidos que me importan un carajo.

viernes, 28 de noviembre de 2008

Pero te peinas cuñao

El día de ayer, el señor MxRush y un servidor, nos enfrascamos en una discusión bastante airada acerca de las cámaras fotográficas. Básicamente, su postura era defender a las cámaras digitales sobre todas las cosas, juzgando a las cámaras reflex tradicionales de obsoletas.

Haz una broma -me dije para no tener que hacer más comentarios acerca del tema. Pero a MxRush se le ocurrió trasladar sus argumentos hacia la fotografía, como disciplina y arte visual, y yo, siendo alguien a quien se le sube la sangre cuando hablan tan despreciativamente de todo lo que tenga que ver con mi profesión (algo que casi no ocurre con mucha frecuencia ¿verdad hermaniux? [sé que me lees... the big brother is watching you]), entonces decidí dar la campanada para iniciar el combate. Los detalles de la disputa verbal los omitiré por cuestiones de espacio.

Discusiones como éstas tienen el mismo sentido que un debate acerca de si es mejor la guitarra acústica o la eléctrica, la PC vs. la Mac, o las Chivas vs. el América (aunque aquí las Chivas son mejores sin lugar a dudas): siempre habrá defensores, y algunos puristas, de las dos partes; la discusión se prolongará por horas; ninguno quedará conforme con la opinión del otro; y uno querrá declararse ganador (lo que nos deja con un vencedor 'espurio' porque casi siempre es el otro quien no tiene la razón, convirtiendo a ambos en 'espurios').

Debo reconocer que todas las cámaras (digitales, reflex digitales, o reflex análogas) tienen su encanto. Hay cosas, muy artesanales para algunos, que aún no pueden lograrse con las digitales y, asimismo, las análogas resultan no tan versatiles como las digitales. Aún así, no faltarán los radicalistas al respecto.

El problema -y la solución- del debate radica en una premisa que discutíamos ayer: todo objeto tiene una función y, desde el punto de vista del sistema de los objetos, esta función es la que le otorga su valor de uso al objeto, mismo que, de acuerdo a cada individuo, será mayor o menor en la medida de que cada sujeto usa lo que necesita usar. Esto es, que cada objeto será útil de acuerdo a las necesidades del usuario; entonces, habrá quienes escojan una cámara digital por encima de la análoga y viceversa.

También es innegable que, con los adelantos tecnológicos, un día habrá una cámara digital (no cualquiera, sino "la cámara") que convertirá a las reflex tradicionales en una pieza de museo. Por lo mientras ya conocí una joyita reflex digital que, sí, es Nikkon y, sí, tiene el mismo principio que las reflex análogas (así que, Backstreet Boy, antes de denostar a los New Kids on the Block, agradéceles que te abrieron el mercado de los grupos masculinos de música pop).

La analogía acerca de los grupos juveniles es con dedicatoria para MxRush. Si usted no es MxRush, no lo lea. Si lo leyó, recuérdeme que esta advertencia debió ir antes y no después de dichas líneas.

La discusión parece que no cesará, al menos hasta que alguno de los dos tipos de cámara sea la vencedora absoluta. Y eso será cuando la tecnología nos alcance, y todos seamos unos obesos, alienados, nihilistas, y antisociales gracias a las delicias de la modernidad. ¿Fobia a la tecnología? Para nada. Já.

Micaela

Era bella y quiso ser peligrosa, y eso estuvo bien por un tiempo. Después decidió convertirse en un arma mortal, tan mortal que terminó por hacerse el harakiri.

En efecto mis queridos dos lectores, y uno que otro despistado buscando "mujeres asiendo del baño" (sic) en google, mi máquina Micaela (es genial como nos gusta vestir de cierta identidad a nuestros objetos) murió y revivió en poco más de una semana; literal y técnicamente revivió al tercer día desde que decidimos, después de varios intentos desesperados por aplicarle primeros auxilios, ponerle en su madre y formatearla. La causa: daño en el disco duro por estar sometida a cantidades obscenas de información, sumado al pequeño -insignificante- detalle de no haber defragmentado el disco periódicamente (no sé por qué gasté tantos años en la universidad). Lo más divertido fue, al momento del percance, ver como todos mis íconos se perdieron y no eran reconocidos por el 'buindous', así como algunos dll's que quedaron convertidos en carne molida.

Afortunadamente, pudimos poner a salvo toda una vida profesional, y más de 2000 horas de pornografía, para ser reincorporadas a Micaela. Lo cual me llevó a reflexionar que, tal vez, dependo demasiado de la tecnología... pero que el Dios Adobe bendiga al CS4.

viernes, 14 de noviembre de 2008

After hours

Que la vida comienza después de los treinta... cierto.

Pasados varios días de haber cumplido 33 primaveras, tirándole a otoño mientras llega el invierno y con la presión de tener que aprender a multiplicar los peces antes de ser crucificado, tengo una perspectiva totalmente distinta de la vida (el post ególatra y cursi correspondiente a la fecha fue omitido por obvias razones, además estaba demasiado ocupado matando unas cuantas botellitas como para atender el bló).

La crisis de los 'tás', la cual nunca llegó -afortunadamente-, es un recuerdo más obsoleto que el Fabuloso Fred; los converse rojos han recobrado su brillo y ahora los calzo con harto orgullo; los tenis azules hacen juego con la colección de calcetines coloridos; me encuentro feliz por mi trigésimo tercer mes de embarazo (o que alguien me explique el por qué de tantos antojos); ya no me preocupa el Alzheimer, ni el aparato locomotor, ni las lesiones, y todas esas cosas que se me echaron a perder después de los treinta, pues ahora se me descompuso el sentido del humor y disfruto bastante de la acidez y el sarcasmo; ya no me levanto de la cama con la pesadez en el cuerpo, ahora me espero hasta que el cuerpo esté listo y preparado; y me he vuelto adicto al té Lipton.

Soy todo un rebelde. ¡Wow!

sábado, 8 de noviembre de 2008

3 y 3

Tenía las palabras exactas en mi bolsillo derecho y tu regalo lo guardaba en el cajoncito de las cosas importantes. Desgraciadamente, tres minutos antes de la hora que marca otro aniversario de tu primer otoño trasnochado, las perdí -no sé dónde quedaron. Aún así voy a dibujarte un anagrama, a tatuarte una suerte como señal, y las cosas por venir te las dedico como un refugio para la memoria.

También te propongo un trueque: tres cosas valiosas por otras tres que no te sirvan.

Te cambio las cosas que no hiciste por aquellas que aún quedan por hacer, las canciones olvidadas por otros "dragones verdes" -más claros, más oscuros-, y los retazos de vida de capítulos incompletos por toda una obra completa. De ahora en adelante.

Las palabras exactas y tu regalo, estoy seguro que sabes mejor que yo dónde quedaron escondidos. Sabrás cómo encontrarlos.

De ahora en adelante.

miércoles, 5 de noviembre de 2008

Días exraños

Quisiera saber de dónde viene esta pesadez, este aire viciado, los cambios bruscos de ánimo.

Deben ser las despedidas postergadas, el calentamiento global, el cortar con los lazos afectivos no-recíprocos, la indiferencia -mía- hacia el mundo, los días destructivos, el 'valemadrismo' cotidiano, o los astros...


...o tal vez al inconsciente ya le empiezan a pesar los años.