Octubre, 1990
Señorita Escalante:
Esta es la primera carta que me atrevo a escribirle, a pesar de los años que llevamos conociéndonos, y es que tenía la urgencia de comentarle algo que me ha estado pasando en los últimos días.
Resulta que llevo algunos años saliendo con mujeres, pero con ninguna de ellas había experimentado esta rara, y nueva, sensación de vacío; hasta ahora. Encontré unos ojos de jade que me hicieron perder toda esencia y referencia de lo que ha sido, hasta ahora, mi vida con ellas.
A la susodicha en cuestión, la conocí una tarde lluviosa del pasado verano mientras platicaba con un amigo que tenemos en común. Al acercarme para saludarlo, él amablemente hizo las presentaciones correspondientes. Minutos después, los tres charlábamos como si nos conociéramos de toda la vida.
Conforme transcurrían las semanas, coincidimos en todo tipo de lugares y en más de una ocasión (desde bares hasta cafeterías), con lo que tuvimos demasiado tiempo para convivir y conocernos más a profundidad, cosa que me dejó prendado de ella al cabo de algunos meses.
Hace algunos días, y disculpe el salto cuántico porque no hay nada más que contar (excepto el viaje astral que me originó dicha menina), me confesó muy feliz que se iba a vivir a los Estados Unidos en unas cuantas semanas con un ex-novio que, al momento de reconciliarse, le hizo la propuesta; cosa que me sorprendió mucho pues nunca, durante nuestras salidas, me había platicado del tan desconocido ex. Lo más intrigante, fue que mi amigo jamás me contara algo al respecto, aún cuando me la pasaba recitando una y otra vez el nombre de la mujercita en cuestión. Para cuando le pregunté, un día después, por qué no me había comentado nada, respondió con el típico “porque no me preguntaste”. Me imagino que no era tan amigo como creía –aunque mi ira y frustración reprimidas ya ajustaron cuentas con su integridad física. Y a ella, no pude más que felicitarla y desearle lo mejor al momento que nos abrazábamos.
Le soy honesto señorita Escalante, no tengo ganas de salir a la calle, tengo mis puertas cerradas y las cortinas corridas, porque no sé cómo lidiar con esta pena que estruja mi corazón y que provoca la respiración entrecortada. ¿Será acaso porque nunca me animé a decirle nada?.
Me siento muy mal, presiento que esta noche me voy a suicidar.
Un suicida.
1 comentario:
Cabrón tus cartas sacan de onda a uno!!!
Publicar un comentario