Desde algún tiempo, y en mi experiencia personal, tenía la teoría de que los diseñadores somos algo así como los patitos feos para los ingenieros en sistemas (en cuestiones laborales), y hace pocos días pude comprobarlo en definitiva, pues acudí a una entrevista de trabajo en una empresa que elabora páginas web, aunque insistían en promocionármela (con anuncios de neón, bellas edecanes y toda la cosa) como una compañía de desarrollo y consultoría web. Experiencia que fue todo un ejercicio pragmático, cómico, mágico y musical.
Uno se prepara mentalmente para una entrevista de trabajo, en mi caso trato de no pensar en ello para no ponerme nervioso a la hora de la verdad. Lo que a uno no le dicen, es que también hay que prepararse psicológicamente para cualquier cosa, incluyendo la carnicería de la que muy alegremente fui partícipe.
Entro a la oficina de mi entrevistador, la cual tenía sus 358, 900 placas conmemortivas, títulos, y fotos de él con otros personajes desconocidos (que seguramente sólo eran conocidos por él y en sus casas). Después de la ceremonia protocolaria, comenzó la ronda de "Las trece preguntas del Trece", donde deduje -por su lenguaje, modo de conducirse y conocimientos básicos- que estaba frente a un ingeniero en sistemas o un programador. Para cuando me pregunta por mi nivel de conocimientos en paquetería de diseño, supe en qué tono se desenvolvería el resto de la entrevista cuando me contestó casi irónicamente: "no me mientas, porque he tenido otros 'monitos' que me han dicho que saben y a la hora de preguntarles hasta por cosas básicas resulta que siempre no". Yo nada más me la pasaba contando hasta diez (mientras llegaba a mil) y respirando profundamente.
Minutos después, revisa mi portafolio de trabajos, en donde, más que ver mis trabajos, se la pasó criticando que si el pixelito se le corrió, que por qué se veían las franjitas a los lados (¡por el amor de Dios! no todos tenemos widescreen como monitor), y sin entender, ni atender, la sección de mis ilustraciones, al igual que el resto del portafolios en general. Lo que si notó, es mi tendencia hacia el tema de las drogas (déjenme ver... trabajé para Larva, que promocionaban las drogas, el sexo y el alcohol -sin contar que eran unos 'junkies'-, y los últimos dos años de mi vida los he dedicado a la prevención en materia de adicciones, gracias a los 'junkies' de Larva... que bueno que no revisaron mi hi5, o mi blog, porque pensarían que soy un maniático sexual o un esquizoide). Me preguntó el por qué, yo le contesté con el discurso de la reducción de riesgos y daños que traigo desde que me metí en estos menesteres, con lo que su desinterés hacia mi plática fue "discretamente" disfrazado con una mueca de "no sé y me vale madres", haciéndome sentir como si, para un diseñador, trabajar en este tipo de actividades fuera una pérdida de tiempo.
Ya casi finalizada la entrevista, me suelta el típico "nosotros te llamamos", el cual no deja satisfecho a nadie, pero sirvió para tranquilizarme y dejarme con un profundo arrepentimiento por no saltarle encima y dedicarle mis mejores movimientos 'matrix' en su contra -I know kung-fu.
Sé que este tipo de experiencias sirven de aprendizaje, y espero encontrarle el lado bueno en los próximos días, porque todavía sigo muy ofuscado, ya no por el tipo este, sino por lo de no brincarle encima.
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