jueves, 31 de julio de 2008

Amargo gris

Eres el recuerdo persistente
cuando decido no afrontar mis pasos.
Eres sólo eso.
Te has vuelto la hiel y la sangre
que aconseja en los días nublados,
cubiertos de un manto gris maldito,
donde suelo esconderme de mí.
He decidido erigirte un monumento
para rendirle honores a tu ausencia
y al odio que me has convidado
de tu plato de sobras mezquinas de humanidad,
de mí, para ti,
y con mucho cariño,
desde el otro lado de la muerte.
Eres sólo eso.

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