Hay tantas cosas que nos olvidamos de hacer con el paso de los años. Habrá algunas por falta de tiempo, otras que sin saber por qué dejamos de hacerlas, y otras tantas que simplemente ya no nos queda el hábito; lo cierto es que algunos (como yo) añoramos retomar. Y tengo unas cuantas...
Hace mucho que no salgo a caminar por la ciudad. Rodar por las calles y andar de pata de perro hasta donde mis pasos me lleven, para después sorprenderme por los lugares que visito y lo tanto que he caminado.
Hace mucho que no me levanto temprano para ver el primer rayo del Sol -y las pocas veces que he visto al astro rey tomar por asalto mi ventana, ha sido cuando el alba me atrapa indiscretamente en alguna de mis noches de insomnio recurrente.
Hace mucho que ya no voy a los parques, los museos, zoológicos, cines y teatros que antes frecuentaba sólo por gusto.
Hace mucho que no me paseo por todas las líneas del metro, única y exclusivamente, para ver cuántas correspondencias puedo tomar sin repetir estación alguna.
Hace mucho que he dejado de fijarme en aquellos pequeños detalles de la vida que le regresan a uno la sonrisa y que evitan perder nuestra capacidad de sorprendernos (el canto de los pájaros, el ruido de las hojas al mecerse con el viento o cuando caen al suelo, el olor a tierra mojada, el amor que una madre profesa hacia su pequeño hijo, unos ojos bonitos, etc.).
Espero retomarlos pronto...
Y lo que no quiero dejar de hacer, es seguir creyendo en mí -aunque a veces me cuesta algo de trabajo.
2 comentarios:
Señor, exelente reflexión, yo también recuerdo ahora lo mucho que he dejado de disfrutar tantas cosas solo por sentirlas tan cotidianas o de plano porque el ritmo vertiginoso de mis pensamientos ya no se detienen para sorprenderse de lo extraordinario de lo ordinario.
Saludos Amigo mio, usted también es alguien para recordar!!
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