El día de ayer, el señor
MxRush y un servidor, nos enfrascamos en una discusión bastante airada acerca de las cámaras fotográficas. Básicamente, su postura era defender a las cámaras digitales sobre todas las cosas, juzgando a las cámaras reflex tradicionales de obsoletas.
Haz una broma -me dije para no tener que hacer más comentarios acerca del tema. Pero a MxRush se le ocurrió trasladar sus argumentos hacia la fotografía, como disciplina y arte visual, y yo, siendo alguien a quien se le sube la sangre cuando hablan tan despreciativamente de todo lo que tenga que ver con mi profesión (algo que casi no ocurre con mucha frecuencia ¿verdad hermaniux? [sé que me lees...
the big brother is watching you]), entonces decidí dar la campanada para iniciar el combate. Los detalles de la disputa verbal los omitiré por cuestiones de espacio.
Discusiones como éstas tienen el mismo sentido que un debate acerca de si es mejor la guitarra acústica o la eléctrica, la PC vs. la Mac, o las Chivas vs. el América (aunque aquí las Chivas son mejores sin lugar a dudas): siempre habrá defensores, y algunos puristas, de las dos partes; la discusión se prolongará por horas; ninguno quedará conforme con la opinión del otro; y uno querrá declararse ganador (lo que nos deja con un vencedor 'espurio' porque casi siempre es el otro quien no tiene la razón, convirtiendo a ambos en 'espurios').
Debo reconocer que todas las cámaras (digitales, reflex digitales, o reflex análogas) tienen su encanto. Hay cosas, muy artesanales para algunos, que aún no pueden lograrse con las digitales y, asimismo, las análogas resultan no tan versatiles como las digitales. Aún así, no faltarán los radicalistas al respecto.
El problema -y la solución- del debate radica en una premisa que discutíamos ayer: todo objeto tiene una función y, desde el punto de vista del sistema de los objetos, esta función es la que le otorga su valor de uso al objeto, mismo que, de acuerdo a cada individuo, será mayor o menor en la medida de que cada sujeto usa lo que necesita usar. Esto es, que cada objeto será útil de acuerdo a las necesidades del usuario; entonces, habrá quienes escojan una cámara digital por encima de la análoga y viceversa.
También es innegable que, con los adelantos tecnológicos, un día habrá una cámara digital (no cualquiera, sino "la cámara") que convertirá a las reflex tradicionales en una pieza de museo. Por lo mientras ya conocí una joyita reflex digital que, sí, es Nikkon y, sí, tiene el mismo principio que las reflex análogas (así que,
Backstreet Boy, antes de denostar a los
New Kids on the Block, agradéceles que te abrieron el mercado de los grupos masculinos de música
pop).
La analogía acerca de los grupos juveniles es con dedicatoria para MxRush. Si usted no es MxRush, no lo lea. Si lo leyó, recuérdeme que esta advertencia debió ir antes y no después de dichas líneas.
La discusión parece que no cesará, al menos hasta que alguno de los dos tipos de cámara sea la vencedora absoluta. Y eso será cuando la tecnología nos alcance, y todos seamos unos obesos, alienados, nihilistas, y antisociales gracias a las delicias de la modernidad. ¿Fobia a la tecnología? Para nada. Já.